Desde
el año 2004 se viene denunciando la presencia de grupos paramilitares
en nuestro territorio nacional provenientes de Colombia, con la misión
de generar desestabilización política y establecer una red lucrativa
basada en el narcotráfico, contrabando, secuestro, extorsión, control sindical y sicariato.
Desde
hace 10 años estos grupos operan fuertemente en los estados fronterizos
como Zulia y Táchira, y en un enclave en el municipio Sucre del Estado
Miranda. Sin embargo, en los últimos 2 años hemos visto un despliegue en
los territorios donde existe mayor población electoral, lo que
evidencia que desde entonces, el paramilitarismo tiene una misión
netamente política.
Una
muestra más impactante es el establecimiento de estos grupos en sus
llamados “corredores de paz” en las zonas en donde el apoyo electoral a
la Revolución Bolivariana ha sido contundente. La misión es crear una
red de terror y miedo en los barrios, para desmovilizar la participación
política y el ejercicio del voto en un escenario electoral.
A estos espacios los han llamado, incluso, “Zonas de Paz” para confundirlos con la iniciativa del Gobierno Bolivariano, en las que se despliegan actividades e infraestructura (canchas de paz) para las desmovilización de la violencia en los sectores populares.
A estos espacios los han llamado, incluso, “Zonas de Paz” para confundirlos con la iniciativa del Gobierno Bolivariano, en las que se despliegan actividades e infraestructura (canchas de paz) para las desmovilización de la violencia en los sectores populares.
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